Queridos electores:

Hace sólo unos días os contaba lo impagable que es recibir el cariño de los vecinos y ayer tuve dos muestras. Una de ellas además, tiene algo de ejemplar.

Un vecino, que además repite, porque hace cuatro años ya tuvo un gesto parecido, me regaló una pieza cerámica en la que aparezco con Antonio Osuna, nuestro primer alcalde, junto a una frase que es un deseo compartido: Queremos que Tres Cantos sea la mejor ciudad del mundo.

El otro regalo me lo ha hecho una persona que hoy tiene que someterse a una intervención quirúrgica muy delicada, por una afección grave. Y fijaros lo que supone que teniendo que enfrentarse a algo así, se haya tomado el tiempo de escribirle a un candidato contándole que antes ha hecho sus deberes ciudadanos y ya ha votado por correo porque “no quería que por primera vez te faltase mi voto”.

Hasta ahí ya sería para estar tremendamente agradecido. Pero es que además me cuenta que me siente como a alguien de su familia y reconoce el valor de los que me han acompañado en estos años de gestión, de quienes piensa -y no se equivoca- que son buena gente.

Da un poco de pudor contarlo pero, más allá de los halagos personales, me gustaría resaltar la conciencia democrática de alguien que, por encima de todo y al margen de a quién vote, no renuncia a tomar parte activa en el futuro inmediato de su ciudad. Un verdadero ejemplo de civismo.

Ojalá que todo vaya mejor que bien en la operación y pronto pueda regresar a Tres Cantos, su casa, para que lo celebremos todos juntos.