La pasada semana recibimos a representantes de diferentes asociaciones tricantinas en la sede de mi partido a la que hemos denominado Espacio Donde, un lugar abierto a todos y a todo lo que tenga que ver con la reflexión y el debate. Fue alentador escuchar a quienes nos propusieron, a los que nos agradecieron y, sobre todo, a los que nos criticaron con un espíritu positivo y con demandas que analizaremos con toda nuestra atención.
La sola presencia de personas de todas las edades, incluidos los jóvenes, la calidad de las argumentaciones y el respeto en las formas supusieron una lección de madurez en tiempos en los que muchos construyen sobre el derribo de los demás. Fue un signo de esperanza.
Quienes se creen en la posesión de la verdad absoluta se convierten, en la mayor parte de los casos, en personas intolerantes, hurañas, incapaces de escuchar bajo la consideración de que nadie tiene nada que enseñarles.
Durante este mandato, hemos tendido la mano a la oposición en muchos asuntos cruciales de la ciudad. Les hemos hecho partícipes de las decisiones más importantes, aun cuando en sesiones plenarias, medios de comunicación y redes sociales no han dudado de usar palabras gruesas e, incluso, llegar al insulto.
Hemos aprobado de manera conjunta el 61% de las mociones presentadas en el máximo órgano de representación de los tricantinos. La inmensa mayoría se han ejecutado o están en proceso de implantación, pero desde hace unos meses algunos partidos han entendido que el diseño de sus actuaciones deben ser una herramienta electoral. Allá cada uno. Quien no escucha, no puede rectificar, mejorar o mirar al futuro porque, simplemente, estará fuera de la realidad. Nosotros seguiremos abriendo nuestras puertas si con ello proporcionamos mejoras al bien común.
Hoy tenemos en política el reto de conocer las demandas de unos vecinos informados, conscientes, con capacidad de exigir servicios de calidad. Por eso, quiero agradecer a todas las asociaciones y vecinos que nos visitaron su actitud crítica porque solo así recuperaremos el verdadero valor de debatir en la plaza pública.